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Resulta fundamental analizar el lenguaje no verbal actuado por todas las personas que forman parte de los diversos ámbitos donde surge la construcción de conocimiento y qué incidencia tiene en la práctica educativa. Así consideramos que el lenguaje y las conductas no verbales de quienes participan en este proceso, son mediadoras significativas que promueven nuevos procesos mentales. Es tiempo de entender que no solo somos educadores, docentes, guías, sino que somos aquellas personas que podemos colaborar en la construcción de sus propias vivencias, proponiendo la reflexión ante cualquier circunstancia y, de esta manera, en un trabajo conjunto, convertir la escuela en un espacio de diálogo, sociabilidad, sensibilidad, descubrimiento a partir de una tarea indagadora, propiciando el cuestionamiento, la expresión y reflexión de sus propias vidas y del mundo que los rodea, siendo partícipes de esa transformación.